Golden sea 18k

Por qué el oro de 18 quilates es la elección perfecta para una joyería atemporal y duradera


El oro de 18 quilates ofrece el equilibrio perfecto. No es ni demasiado blando ni demasiado duro. El oro puro de 24 quilates es impresionante, pero es mucho más blando, lo que lo hace extremadamente vulnerable a arañazos y deformaciones.

Las joyas que creo están diseñadas pensando en la durabilidad. Me encanta ver cómo evolucionan con el tiempo, cómo el uso les da una pátina única, pero no quiero que se deshagan ni se degraden. El oro de 18 quilates proporciona esa durabilidad sin perder la esencia del oro. Si te gusta la oxidación (esa hermosa pátina que adquiere con el tiempo), puedes optar por la plata, el cobre o el latón. Pero si prefieres que tu pieza conserve su brillo, el oro de 18 quilates es la única opción. El oro de menor quilataje se oxida. Así de simple.

El oro de 14k o 9k tiene menor pureza, lo que afecta directamente su calidad y durabilidad. Se oxida. Punto. El oro oxidado no es el oro que esperas al comprar una pieza de oro. Lo notarás desde el primer momento, y aún más con el paso del tiempo. Si buscas algo que realmente dure, prefiero ofrecerte una pieza de plata bañada en oro. Es más honesto: cuando el baño se desgasta, simplemente la vuelves a bañar y listo. Mientras tanto, la plata está protegida y sabes exactamente lo que compraste: no es oro, es plata bañada en oro.

Así que, todo claro: solo trabajo con oro de 18 quilates . Es el oro perfecto para mí. Ofrece el equilibrio perfecto entre la pureza del metal (75 % de oro) y la durabilidad necesaria para el día a día. Con todo respeto, no creo piezas de moda; creo piezas esculturales atemporales, para hombres, mujeres y para toda la vida. Es una propuesta sólida, sin concesiones, en todos los sentidos. Todas mis piezas de oro están hechas de oro macizo.

Si buscas joyas que resistan el paso del tiempo, mantengan su brillo y luzcan espectaculares, la opción es oro de 18 quilates, blanco o amarillo, según prefieras. Y si prefieres ver cómo se oxida y se limpia con el uso, entonces la plata o, para algunas piezas, latón o bronce.

Mi propuesta surge de una necesidad expresiva que se traduce en joyería escultórica, y a veces en esculturas, dado su tamaño y peso. Es decir, yo hago la propuesta y tú la conviertes en una pieza de joyería. Tú eliges el metal y cómo lucirla.

Sea como sea, todas las joyas requieren cuidado y atención. Al fin y al cabo, son joyas y deben tratarse como tales. Pero disfrutarlas siempre debe ser la prioridad.

Arte náutico portátil de oro de 18 quilates

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